Desde su creación en 2005, los Activistas Internacionales por un Microbicida Rectal (IRMA) han tenido un crecimiento y un éxito significativo. A partir de un número de miembros que podía contarse con los dedos de una mano, IRMA ha construido una red de más de 500 activistas, investigadores y personas que redactan las políticas en más de 40 paises de los 5 continentes.

El objetivo de IRMA-ALC es trabajar en conjunto con IRMA, pero con el propósito específico de difundir información sobre los Microbicidas Rectales en nuestra parte del mundo, y, siempre que sea posible, en castellano y en otros idiomas regionales.

miércoles, 23 de junio de 2010

Una nueva terapia génica permite introducir genes anti-VIH en células madre sanguíneas

La técnica, en proceso de mejora, consiguió que las células se reintrodujeran con éxito una vez modificadas


Tras el exitoso caso de trasplante de células madre sin el correceptor CCR5, en el que una persona lleva más de dos años sin necesidad de tomar antirretrovirales para controlar la infección por VIH (véase La Noticia del Día 08/07/2009), y dada la dificultad para reproducir las condiciones que posibilitaron el tratamiento -es extremadamente difícil hallar donantes de células madre compatibles que, además, presenten una mutación que impida la formación de correceptores CCR5 funcionales-, un nuevo estudio, publicado en la edición del 16 de junio de Science Translational Medicine, ha puesto a prueba una nueva modalidad de terapia génica para modificar células madre propias de modo que generen células CD4 resistentes al VIH una vez reimplantadas en el organismo.


La nueva técnica fue llevada a cabo con personas seropositivas que precisaban un autotrasplante de células madre para el tratamiento de un linfoma. El autotrasplante de células madre se utiliza en casos en los que se debe someter al paciente a un fuerte tratamiento quimio y/o radioterápico con el objetivo de reconstituir la producción de células sanguíneas cuando haya finalizado dicho tratamiento (véase La Noticia del Día 27/05/10).
David DiGiusto y su equipo de colaboradores del Hospital City of Hope de Duarte (California, EE UU) modificaron genéticamente las células madre y las cultivaron para amplificar el efecto de la técnica antes de reimplantarlas a los cuatro participantes en el estudio.

Las tres modificaciones genéticas realizadas fueron la introducción de una secuencia capaz de inhibir la replicación del VIH, de una molécula que inhibe la capacidad de la proteína TAT para favorecer la reproducción del virus y de una ribozima (molécula de ARN capaz de catalizar reacciones químicas) que inhibe la producción del correceptor CCR5.

El análisis previo al trasplante de las células madre modificadas no mostró diferencias significativas respecto a las no modificadas en cuanto a su capacidad reproductiva y, por tanto, de generar nuevas células sanguíneas. También se apreció una importante expresión de las tres moléculas anti-VIH introducidas en las células, aunque dicha expresión decayó hasta veintidós veces durante cuatro semanas de cultivo.

Por cuestiones de seguridad, en el estudio se autotrasplantaron tanto células modificadas como células no modificadas genéticamente. Las células trasplantadas se reintrodujeron con éxito en los cuatro participantes y, once días después del trasplante, ya se pudo observar la expresión de las nuevas moléculas, detectables hasta los 24 meses posteriores a la intervención, aunque a niveles muy bajos.

Pese a que el presente ensayo no proporcionó una eficacia antiviral efectiva, debido a la limitada duración de las células madre modificadas en el organismo, los autores del estudio ya trabajan en mejoras de la técnica que posibiliten la introducción de un mayor número de células modificadas, lo que podría permitir un mayor impacto de la técnica sobre la reproducción del VIH y empezar a ofrecer cierta eficacia antiviral

martes, 22 de junio de 2010

Se inicia el primer ensayo de seguridad en África de un anillo vaginal que contiene un antirretroviral

El estudio, IPM 015, evaluará la seguridad y eficacia de un anillo flexible de silicona que contiene el ITINN dapivirina

En el transcurso de la reciente conferencia Women Deliver (que tuvo lugar recientemente en la ciudad de Washington, EE UU), el Partenariado Internacional por los Microbicidas [IPM, en sus siglas en inglés] anunció el inicio del estudio IPM 015, en el que se probará la seguridad y aceptabilidad de un anillo vaginal que contiene un fármaco antirretroviral de la familia de los inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósido (ITINN): dapivirina.


IPM 015 es el primer ensayo que se realizará en África para determinar la seguridad y aceptabilidad de un anillo vaginal que incorpora un antirretroviral. Se trata de un estudio de seguridad de fase I/II, de distribución aleatoria, a doble ciego y controlado con placebo, de un anillo matricial que contiene 25mg de dapivirina.

El anillo vaginal empleado en este estudio está fabricado en silicona flexible, es duradero y se prevé que su distribución resulte sencilla, lo que lo convierte en una buena elección para su uso en los países en vías de desarrollo. Cada anillo liberará lentamente el fármaco a lo largo de un período de 28 días. De este modo, se espera que pueda ofrecer una protección duradera frente al VIH (aunque este ensayo no tiene por objetivo determinar la eficacia del producto). Tibotec Pharmaceuticals, una filial de la farmacéutica Johnson & Johnson, concedió a IPM una licencia libre de regalías para el desarrollo de este fármaco como microbicida con el fin de que se utilice en países con recursos limitados.

El ensayo IPM 015 contará con la participación de unas 280 mujeres sin VIH y sexualmente activas, inscritas en numerosos centros de investigación distribuidos a lo largo de varios países del África meridional y oriental, donde la epidemia del VIH/sida está actuando con mayor fuerza. Las participantes serán distribuidas de forma aleatoria para emplear un anillo con dapivirina o uno con placebo [es decir, que no contiene ningún fármaco activo], y tendrán que regresar al centro de investigación para sustituir el anillo cada mes a lo largo de los tres meses de duración del estudio. Además de la seguridad del producto, se pretende determinar la aceptabilidad que el anillo vaginal tiene entre las mujeres, así como el nivel de adhesión que éstas mostrarían hacia un producto de uso mensual.

Los anillos vaginales presentan una serie de posibles ventajas que podrían hacerlos muy adecuados para su utilización como microbicidas. Podrían proporcionar protección frente al VIH durante un mes, o incluso más tiempo. Su aplicación resulta sencilla, son discretos y su coste de fabricación es relativamente bajo. Además, son físicamente estables, duraderos y fáciles de distribuir, lo que los convierte en adecuados para su empleo en países en vías de desarrollo. También hay que destacar que ofrecen la posibilidad de administrar combinaciones de varios fármacos.

Hasta la fecha, IPM ya ha realizado cuatro ensayos en los que participaron mujeres en Europa (y hay otro en curso), en los que se probaron anillos vaginales que contenían dapivirina, que han evidenciado que resultan seguros y se toleran bien. Asimismo, los datos revelan que la absorción sistémica del fármaco [es decir, el paso del fármaco al organismo] es baja -lo que reduce la posibilidad de que aparezcan resistencias en el caso de que la mujer use el producto sin saber que tiene el VIH-, al tiempo que conseguían unas elevadas concentraciones en los fluidos vaginales a lo largo de 28 días.

Los anillos vaginales ya se emplean desde hace años en los países en vías de desarrollo como métodos anticonceptivos o para aplicar terapias hormonales. IPM ha decidido aprovechar las ventajas que ofrece este dispositivo adaptándolo al ámbito de la lucha contra el VIH, al incorporar fármacos antirretrovirales como los que ya han demostrado su eficacia en el tratamiento de la infección en pacientes seropositivos o en la prevención de la transmisión del virus de madre a hijo. Actualmente, la investigación en el campo de los microbicidas se centra en los denominados microbicidas de segunda generación (que incorporan fármacos anti-VIH), tras una cadena de fracasos en los de primera generación que culminó el pasado año con los resultados negativos de PRO 2000.

Si IPM 015 confirma la seguridad y aceptabilidad del producto entre las mujeres africanas, está previsto otro estudio de fase III para comprobar la capacidad de estos anillos con dapivirina para prevenir la infección por VIH. Este futuro ensayo comenzaría en 2011 y sus resultados se esperarían para el año 2015.

La organización IPM es un partenariado de desarrollo de producto, sin ánimo de lucro, cuyo objetivo se centra en acelerar la consecución y disponibilidad de unos microbicidas seguros y eficaces para su uso por parte de las mujeres de los países con recursos escasos.

Los cambios celulares precancerosos en ocasiones quedan “ocultos” en las verrugas anales en hombres gays

Se detectaron cambios celulares cancerosos o precancerosos de “alto grado” en una elevada proporción de verrugas anales extraídas quirúrgicamente de hombres gays, según informa un equipo de investigadores de EE UU en la edición del 1 de julio de Clinical Infectious Diseases.


El equipo de investigadores cree que sus hallazgos podrían tener implicaciones en el manejo de las verrugas en la zona del ano.

Existen dos subtipos del virus del papiloma humano (VPH) que pueden infectar el tracto anogenital. Las cepas del virus que provocan la aparición de verrugas anogenitales con forma de coliflor representan un riesgo reducido de cáncer anal. Sin embargo, algunas cepas del VPH, especialmente la 16 y la 18, pueden causar cáncer de ano y su precursor, los cambios celulares precancerosos que constituyen la denominada neoplasia intraepitelial anal [NIA] de alto grado.

Los investigadores decidieron comprobar si existía algún indicio oculto (o enmascarado) de cáncer anal o cambios celulares precancerosos en las verrugas extraídas quirúrgicamente de 320 hombres gays, el 50% de los cuales tenían VIH.

Todas las muestras de tejido extirpadas fueron enviadas a un laboratorio para examinar la posible existencia de cambios celulares.

El estudio tuvo una naturaleza retrospectiva y contó con pacientes que recibieron tratamiento entre 2002 y 2007.

El examen en el laboratorio del tejido extirpado evidenció que el 34% de los varones mostraban cambios celulares precancerosos de alto grado (neoplasia intraepitelial anal de grado 2 ó 3).

Se detectó la presencia de cáncer en el 3% de los hombres.

Los varones con VIH fueron significativamente más propensos a mostrar cambios celulares precancerosos de alto grado que los hombres sin el virus (47% frente a 26%; p= 0,002).

De los ocho hombres con cáncer anal, siete tenían VIH.

La media en el recuento de células CD4 entre los pacientes seropositivos fue de 431 células/mm3 y el 50% tenían una carga viral indetectable.


Ni el recuento de CD4 ni la carga viral estuvieron relacionados con un mayor riesgo de cambios celulares precancerosos.


Sin embargo, los niveles de CD4 fueron más bajos en los pacientes con cáncer anal que en otras personas (218 frente a 441 células/mm3).


“Como el condiloma anogenital [verrugas] está relacionado habitualmente con los tipos de VPH de bajo riesgo, la presencia de neoplasia intrapitelial anal de alto grado dentro de lo que parece ser una lesión condilomatosa [verruga] de bajo grado es inquietante”, comentan los autores.


Y añaden: “Estos datos ponen de relieve la importancia de conseguir muestras de tejido para su examen histopatológico en el caso de hombres que practican sexo con hombres que acuden a recibir tratamiento para verrugas en la zona anogenital”.

Magistrada trans espera hacer historia en los Estados Unidos

Victoria Kolakowski espera llegar a convertirse en la primer jueza trans de en una corte superior de justicia en los EEUU.

Una mujer trans espera hacer historia en los EEUU y convertirse en la primera persona trans en obtener un cargo de jueza en los Estados Unidos.


Victoria Kolakowski, de 48 años, es la candidata más fuerte para formar parte de los magistrados de la corte superior de Alameda County, en California.

Ella cuenta con 20 años de experiencia legal y judicial: ha servido de manera ininterrumpida como jurado en comisiones públicas del estado de California. Ella es también co-presidenta del buró de directores de el Centro Legal Transgénero y ha sido representante en asuntos trans ante las cortes californianas.

Kolakowski escribió en su sitio web: “Si resulto electa, me convertiré en la primera persona abiertamente LGBT que ejerza en una corte superior de justicia, seré la primera jueza superior trans en Alameda County y en los Estados Unidos”.

"Yo creo que la interacción con una jueza transgénero podría ayudar a otros jueces, personal de la corte, policías, fiscales de distrito y abogados privados a ver a las personas que son como yo como profesionales respetables, como colegas y no como “fenómenos”. Me considero muy afortunada de tener una exitosa carrera como servidora pública y me siento en la obligación de servir a mi comunidad como un modelo de rol también”.

Ella hizo su transición de hombre a mujer en 1989 y ahora vive con su esposa, con quien se casó en junio de 2008, el primer día que el matrimonio gay fue legal en California.

Sigue siendo habitual que los pacientes con VIH presenten síntomas, pero en raras ocasiones son reconocidos por los médicos

Las personas infectadas por el VIH muestran una elevada carga de síntomas, que con frecuencia no son reconocidos por los profesionales sanitarios, según informa un equipo de investigadores de EE UU en la edición digital de AIDS and Behavior.



El equipo de investigadores descubrió que había nueve síntomas relacionados con los resultados clínicos, pero que los “médicos los infradiagnosticaban de forma casi invariable”.


Los pacientes seropositivos pueden experimentar un amplio abanico de síntomas, cuyas causas son diversas: el propio VIH, las infecciones frente a las que estas personas pueden ser vulnerables o los efectos secundarios del tratamiento. Es necesario tomarse en serio los síntomas, ya que no sólo pueden ser una advertencia de problemas de salud graves, sino que también disminuyen la calidad de vida. Además, se han relacionado con un menor nivel de adhesión al tratamiento anti-VIH.


A pesar de su importancia, la investigación ha evidenciado constantemente que los proveedores de salud tienden a infradiagnosticar los síntomas. Esto implica que, en muchos casos, no se administra el tratamiento adecuado para aliviarlos.


Para arrojar más luz sobre los síntomas que experimentan los pacientes con VIH, un equipo de investigadores de EE UU diseñó un estudio transversal que contó con 751 personas inscritas en el Estudio de Cohorte sobre Envejecimiento de Veteranos (VACS, en sus siglas en inglés).


Entre 1999 y 2000, los pacientes respondieron un cuestionario respecto a la presencia y gravedad de veinte síntomas diferentes.


El mismo día, los médicos encargados de los pacientes cubrieron un cuestionario idéntico, en el que informaban si su paciente había presentado alguno de los síntomas enumerados en las últimas cuatro semanas.


Además, los participantes completaron un segundo cuestionario respecto a su calidad de vida relacionada con la salud.


Los autores llevaron a cabo un análisis para comprobar si había algún síntoma asociado con desenlaces clínicos, sobre todo la hospitalización y la mortalidad.


Para garantizar que se tenía en cuenta cualquier factor de confusión, el equipo de investigadores reunió información sobre las características demográficas de los pacientes, el uso de la terapia antirretroviral, el recuento de CD4 y la carga viral.


La mayoría de los participantes eran de una etnia distinta a la blanca (54% de etnia negra y un 12%, hispanos). La media de edad fue de 49 años y el 41% tenían más de 50 años. Casi dos tercios de los pacientes tenían alguna enfermedad psiquiátrica. El 87% tomaban tratamiento antirretroviral y la media en el recuento de CD4 era de 331 células/mm3, mientras que la de la carga viral fue de 715 copias/mL.


Se registró una elevada prevalencia de síntomas. Cada uno de los veinte enumerados en el cuestionario fue marcado por un tercio o más de los pacientes.


El 71% de los participantes declararon sufrir fatiga, mientras que el 60% destacaron tener dificultad para dormir, depresión, dolor muscular y diarrea. Otros síntomas mencionados habitualmente fueron dolor de cabeza, dificultad para recordar cosas, hormigueos en manos o pies, pérdida de peso y cambios de la forma corporal, que estuvieron presentes, cada uno de ellos, al menos en el 50% de los participantes.


En general, se comprobó que nueve síntomas estuvieron relacionados de forma significativa con los resultados clínicos.


La fatiga, los problemas de memoria, la tos, achaques y dolores, pérdida de apetito o dificultad para comer y los cambios en la forma corporal fueron factores todos ellos asociados con una peor calidad de vida.


La pérdida de peso se relacionó con un mayor riesgo de hospitalización (cociente de riesgo [CR]: 1,37; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,10 - 1,70).

Sin embargo, la presencia de algunos síntomas estuvo vinculada a posibles desenlaces clínicos.

La ansiedad y la pérdida de pelo fueron dos factores que estuvieron relacionados con un menor riesgo de hospitalización y los pacientes que declararon sufrir diarreas fueron significativamente menos propensos a morir (CP: 0,71; IC95%: 0,51 - 0,98). El equipo de investigadores cree que esto se debe a que estos síntomas fueron efectos secundarios de los fármacos antirretrovirales.


Los autores ponen de relieve la importancia de tomar en serio estos síntomas, y así, escriben: “Estos síntomas pueden conducir posteriormente a un menor nivel de adhesión a medida que el paciente se cansa de los efectos secundarios. En una época en la que, gracias a una terapia antirretroviral combinada, los pacientes viven durante décadas y experimentan comorbilidades, este aspecto resulta esencial”.


Los médicos en raras ocasiones descubrieron que sus pacientes estuvieran experimentando síntomas. La concordancia de respuestas ofrecidas por los pacientes y los que se encargaban de cuidarlos fue baja.

“Los proveedores de salud infradiagnosticaron de forma constante los síntomas de los pacientes”, comentan los investigadores, que apuntan que “los esfuerzos futuros se centrarán en entender esto (...), identificar las principales causas que contribuyen a la aparición de los síntomas y los tratamientos más eficaces, a fin de poder aplicar herramientas capaces de mejorar la atención centrada en el paciente”.
 
Fuente: www.aidsmap.com

lunes, 14 de junio de 2010

El futbolista sueco Freddie Ljungberg, orgulloso de que se diga de él que es gay

Fredrik (“Freddie”) Ljungberg, ex-jugador de la selección sueca de fútbol, del Arsenal inglés y actualmente en las filas del  equipo estadounidense Seattle Sounders, ha declarado al magazine de The New York Times que los rumores sobre su homosexualidad constituyen en realidad un orgullo para él.
“Es un rumor que existe desde hace mucho tiempo. No me importa en absoluto. Estoy orgulloso de ello. Me encanta la moda, y hay tantos gays que tienen un estilo increible… Es un cumplido para mí. La verdad es que no sé por qué la gente está tan interesada… Simplemente tomé la decisión de no hablar de ello”, ha dicho…
Ljungberg, además de jugador de fútbol, desarrolla una carrera paralela como modelo profesional. Su campaña para Calvin Klein de hace unos años ha quedado grabada de forma perenne en la retina de muchos…
Por cierto, que en la misma entrevista, Lunjgberg considera a España favorita para ganar el Campeonato Mundial de Fútbol que estos días se celebra en Sudáfrica.

Se debería permitir que algunos hombres gays puedan donar sangre, afirma un equipo de investigadores canadienses

A los hombres homosexuales sin VIH que hayan mantenido una relación estable y monógama durante al menos un año se les tendría que ofrecer la posibilidad de donar sangre, según argumenta un equipo de investigadores de Canadá en la edición digital de Canadian Medical Association Journal. 

Actualmente, los hombres gays y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH) tienen prohibido donar sangre de forma permanente en Canadá y EE UU, así como en el Reino Unido y otros países. 

La prohibición fue implantada en Norteamérica en 1983. Miles de personas se infectaron por VIH tras recibir productos sanguíneos que contenían el virus, antes de que se desarrollaran métodos eficaces de análisis. 

Sin embargo, el equipo de investigadores señala que la prohibición ha sido sobrepasada por las mejoras en la tecnología de análisis del VIH y sustituirla por un año de postergación de la donación significaría que, en los bancos de sangre, sólo entraría una unidad sanguínea con VIH por cada 11 millones. 

Los autores comentan que aunque la restricción tenía una justificación a principios de la década de 1980, “ya no tiene sentido en el año 2010, y cada año que pasa, lo tiene menos”. 

La política que ya se aplica en varios países es que las prohibiciones de que los hombres gays donen sangre sean temporales (en lugar de permanentes), con una duración de entre uno y diez años. Postergar la donación un año es una medida que ya se utiliza en países como Suecia, Australia y Japón. 

Con la nueva propuesta canadiense, los hombres gays con numerosas parejas seguirían excluidos de la donación de sangre. 

La justificación de la prohibición se remonta a los primeros días de la epidemia de VIH. La comunidad de hombres gays constituye un foco de la epidemia por VIH en muchos países industrializados y ése ha sido el caso desde la aparición de la epidemia. En 1983 entró en vigor la prohibición, en Canadá y EE UU, que impedía que los hombres que hubieran practicado sexo con otro hombre desde 1977 donaran sangre. En torno a las mismas fechas, se introdujo otra prohibición similar en el Reino Unido. 

Los autores argumentan que, en aquel momento, la prohibición tenía sentido desde el punto de vista epidemiológico y ético, sobre todo teniendo en cuenta que no se dispuso de una prueba para detectar el VIH hasta 1985. Todas las donaciones de sangre son sometidas a pruebas del VIH y de otras infecciones presentes en la sangre, pero el mantenimiento de la prohibición se ha seguido justificando por el riesgo de que algunas muestras se etiquetaran erróneamente como negativas y entraran en las reservas de sangre. 

Pese a que el equipo de investigadores reconoce que la prevalencia del VIH entre los hombres gays es 67 veces mayor que entre la población general canadiense, también indica que el 94% de los hombres gays no tienen el virus. 

Además, las mejoras en la tecnología de diagnóstico del VIH han reducido, en gran medida, el “período ventana” entre el momento de la infección por el virus y en el que se pueden detectar los anticuerpos. Asimismo, el uso de la prueba de ácido nucleico para analizar muestras de donaciones acumuladas significa que el período ventana puede reducirse aún más. Todas estas tecnologías disminuyen hasta un nivel despreciable el riesgo de que una donación con VIH entre en el suministro de sangre, argumentan los autores. 

A las personas que desean donar sangre en Canadá (y otros países) se les pide que completen un cuestionario sobre su comportamiento de riesgo de adquirir el VIH. Los hombres gays, las personas que han participado en sexo comercial y los usuarios de drogas inyectables son tres poblaciones excluidas de forma permanente de la donación de sangre en Canadá. 

No obstante, en otros grupos de población, las prohibiciones se basan en el comportamiento individual. A las personas heterosexuales con muchas parejas sólo se les pide que pospongan la donación un año. 

Los investigadores creen que esto resulta discriminatorio y defienden que se sustituya la prohibición de por vida por una postergación de la donación, lo que permitiría que los hombres gays sin VIH que hayan permanecido en una relación monógama estable durante un año o más puedan donar sangre. 

La sustitución de la prohibición de por vida por una postergación de un año antes de poder donar permitiría, según los autores, incrementar el número de posibles donantes con un aumento “despreciable” del riesgo de que una donación con VIH entre en el suministro sanguíneo. 

Recientemente, se modificó la política sobre donaciones en Canadá para permitir que los haitianos pudieran donar sangre. Los autores consideran que es el momento de volver a cambiar estas normativas. 

Así, comentan: “Cuando una política discriminatoria no está justificada por la ciencia, produce controversia”. 

Sin embargo, muchas personas piensan que la epidemiología del VIH en los hombres gays justifica que se mantenga la prohibición. En 2007, la Agencia de la Alimentación y el Medicamento de EE UU (FDA, en sus siglas en inglés) renovó la restricción de por vida a que los hombres gays donen sangre. Este organismo subrayó que incluso la tecnología de detección más sofisticada carecía de la sensibilidad suficiente para detectar todas las donaciones infectadas por VIH. La FDA calculó que existía un riesgo de una posibilidad entre dos millones de que una donación con VIH llegue a los bancos de sangre. 

En el Reino Unido, la prohibición de por vida para que los hombres gays donen sangre es objeto de constantes controversias. El activista en derechos humanos Peter Tatchell defiende la sustitución de la prohibición por una postergación de la donación; la Unión Nacional de Estudiantes, por su parte, también ha mostrado de forma activa su voluntad de que se elimine la restricción permanente. 

En 2009, el Servicio Nacional de Sangre del Reino Unido publicó un documento de posicionamiento en el que explicaba la actual prohibición, manifestando que la mayoría de las transmisiones de VIH en el país británico se producen entre hombres gays y que las tasas de infecciones de transmisión sexual presentes en sangre (como sífilis y hepatitis B) también son mucho más frecuentes entre esta población masculina homosexual que entre la población general. 

La prohibición británica fue revisada por última vez en 2001. En ese momento, Terrence Higgins Trust, la organización benéfica del VIH más grande del Reino Unido, apoyó el mantenimiento de la prohibición permanente a los hombres gays que donasen sangre. En la actualidad, se está realizando otra revisión de los datos y sus hallazgos se publicarán este año. 


Fuente: www.aidsmap.com

La pérdida de financiación conlleva pérdida de vidas, afirma Médicos sin Fronteras

El progreso alcanzado a lo largo de años en el tratamiento del VIH/sida se ve amenazado porque los donantes dejan de financiar programas relacionados con este virus y cada vez más personas infectadas quedan en situación de peligro, según concluye un nuevo informe realizado por la organización médica benéfica Médecins Sans Frontières (MSF, médicos sin fronteras). 

La mejora del acceso al tratamiento antirretroviral [TARV] ha salvado vidas, disminuido la incidencia tanto de tuberculosis como de nuevas infecciones por VIH, y ha servido para reforzar los sistemas sanitarios en muchos países afectados duramente por este virus. Sin embargo, al reducirse la aportación económica, todos estos progresos se encuentran actualmente en peligro, indica el nuevo informe de MSF: “No Time to Quit: HIV/AIDS Treatment Gap Widening in Africa” (No es momento para abandonar: La brecha del tratamiento del VIH/sida se ensancha en África). 

La escasez de fondos ya ha conducido a que se agotaran las existencias de fármacos en ocho países africanos y a que se tengan que racionar los tratamientos. Además, la mayoría de los países se ven incapaces de adoptar los regímenes antirretrovirales mejorados que propugna la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala el informe. 

“Aproximadamente el 75% de la financiación destinada al VIH en los países en vías de desarrollo proviene de fuentes internacionales. Es algo que se puede cambiar a corto plazo”, declaró Mit Philips, un analista de políticas sanitarias de MSF y uno de los autores del informe. 

“Incluso en Sudáfrica, uno de los países más ricos de la zona, la puesta en práctica de sus planes para la lucha contra el VIH también tendrá que apoyarse en la ayuda internacional”. 

Los donantes dan marcha atrás 

La reciente decisión tomada por el Plan de Emergencia del Presidente de EE UU para Paliar el Sida [PEPFAR, en sus siglas en inglés] de congelar su financiación a los niveles de 2009 y reducir las partidas presupuestarias anuales en los próximos años, ya ha provocado que clínicas sudafricanas apoyadas por este Plan hayan empezado a rechazar pacientes. 

UNITAID, un mecanismo internacional para la compra de fármacos, va a reducir sus aportaciones, lo que deja a Zimbabue, Mozambique, la República Democrática del Congo y Malaui sin fondos para ofrecer los costosos fármacos de segunda línea para 2012. 

El Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria ha comenzado a aceptar solicitudes para la Ronda 10 de financiación, pero por primera vez ha limitado los niveles de fondos, un indicio preocupante de que la sequía de donaciones está lejos de finalizar. 

“Una traición moral” 

El doctor Eric Goemaere, coordinador médico de MSF en Sudáfrica, calificó de “traición moral” la marcha atrás que han dado los donantes. “Hace años, los países de esta zona [África meridional] no sabían si podrían pagar el tratamiento, pero [la comunidad internacional] les dijo: ‘Estableced objetivos ambiciosos, nosotros aportaremos el dinero’”, declaró a IRIN/PlusNews. 

“Si se confirma esta tendencia en la financiación, yo lo consideraría una traición moral (...) a los pacientes, a los que les pedimos que fueran valientes y afrontaran la realización de la prueba porque les daríamos un tratamiento, y al personal sanitario, que consiguió inscribir para recibir tratamiento a más de cuatro millones de personas y al que, de pronto, se le dice que no inscriba a más pacientes”. 

El informe predecía que si la tendencia descendente de la financiación continuaba, los antirretrovirales serían cada vez más inaccesibles, lo que conduciría a unas mayores tasas de mortalidad y hospitalización entre las personas con VIH y aumentaría la presión sobre unos sistemas sanitarios ya débiles. 

El informe también advertía que los pacientes que reciben TARV pueden adoptar estrategias de riesgo para hacer frente a la escasez del suministro de fármacos, como compartir pastillas, lo que aumenta la posibilidad de que se generalice la resistencia a fármacos. 

Aprovechan mundial para lanzar campaña contra el Sida

InspirAction ha puesto en marcha la campaña "Márcale un gol al sida", para concienciar a la sociedad de la necesidad de hacer políticas destinadas a la atención a esta enfermedad. Aprovecha la celebración del mundial de fútbol.


La ONG InspirAction ha puesto en marcha la campaña "Márcale un gol al sida", para concienciar a la sociedad de la necesidad de hacer políticas destinadas a la atención a esta enfermedad. La ONG aprovecha la próxima celebración del mundial de fútbol en Sudáfrica, un país con casi seis millones de infectados por el VIH.

"Es hora de que políticos, farmacéuticas y sociedad civil se unan para acabar con la estigmatización y la inequidad que sufren las personas con VIH, especialmente en países como Sudáfrica donde más de la mitad de las personas con VIH no accede a los medicamentos que necesitan", explica la ONG en un comunicado.

Inspiraction señala, además, que el problema del sida no afecta sólo a África sino que en España también se observan deficiencias. "En la comunidad de Madrid, según informan distintas organizaciones civiles, se han suprimido desde 2009 las subvenciones a asociaciones que trabajan en la prevención del VIH/sida", explican en el comunicado.

Para ayudar a que se produzcan esta concienciación, la ONG ha organizado algunas acciones de calle, que empezarán en la Plaza del 2 de mayo en Madrid y en las que se podrá tirar a gol en una portería, que simulará la vulnerabilidad de la protección frente al VIH.

Además, la ONG ha puesto en marcha el juego online 'Marcale un gol al sida', en el que los participantes podrán visibilizar la necesidad de aunar esfuerzos y voluntad política en esta lucha, y además ganar varios regalos.


domingo, 6 de junio de 2010

Los lubricantes rectales pueden aumentar el riesgo de adquirir infecciones de transmisión sexual


La trayectoria de unos treinta años de consejos acerca de sexo seguro se ha visto conmocionada durante la Conferencia Internacional de Microbicidas 2010, cuando un sondeo sobre uso de lubricantes en un grupo de mujeres y hombres gays evidenció que aquellos que los utilizaron para el sexo anal fueron tres veces más propensos a adquirir gonorrea, clamidia o sífilis que los que no emplearon ninguno.

Se comprobó que este efecto fue independiente del número de parejas que tuvieran las personas o de cuántas veces practicaron sexo. También fue independiente del hecho de si utilizaban o no preservativos.

La investigadora Pamina Gorbach, de la Universidad de California en Los Ángeles (EE UU), recalcó que los resultados provinieron de un pequeño sondeo en el que participó un grupo posiblemente poco representativo y que su estudio carecía de la capacidad estadística para analizar el riesgo de varios lubricantes distintos. No obstante, un estudio realizado por Charlene Dezzutti, de la Universidad de Pittsburgh, reveló que algunos lubricantes provocaban un daño celular mayor que otros.

Estos resultados implican que es posible que los mensajes tradicionales sobre sexo seguro (“utiliza siempre preservativos y lubricantes”) haya que emplearlos con cautela, al menos hasta que estudios de mayor tamaño analicen con más detalle el riesgo aparente relacionado con los lubricantes y determinen cuáles son los menos dañinos.

El sondeo de Gorbach formó parte de la iniciativa de investigación U19 sobre microbicidas rectales, financiada por los Institutos Nacionales de Salud de EE UU [NIH, en sus siglas en inglés]. Entre octubre de 2006 y diciembre de 2008, un total de 879 hombres y mujeres del programa U19 completaron por sí mismos unas entrevistas mediante ordenador relativas a su comportamiento sexual y fueron sometidos a pruebas para comprobar la presencia de infecciones de transmisión sexual [ITS] en el recto (gonorrea, clamidia y sífilis).

Para contar con un número suficiente de mujeres que hubieran practicado sexo anal, la mitad del grupo de intervención estuvo integrado por mujeres que hubieran tenido relaciones anales receptivas al menos una vez en el último año, mientras que el criterio de elegibilidad para los hombres gays fue que las hubieran mantenido en el último mes.

Algo menos de la mitad de las personas encuestadas (421, un 47,6%) declararon haber practicado sexo anal receptivo dentro de esos criterios: 229 hombres lo hicieron en el último mes y 192 mujeres en el último
año. De estas personas, un total de 302 completaron el sondeo conductual y se sometieron a todas las pruebas de ITS. Los datos restantes se refieren a este grupo.

El grupo estuvo compuesto por un 58% de hombres, y su edad fue algo superior a la registrada en muchos sondeos sexuales, siendo la mediana de unos 40 años. El 51% eran de origen afroamericano, el nivel socioeconómico medio era bajo (el 21% de los integrantes de este grupo se calificaron a sí mismos como personas sin hogar) y el 35% tenían minusvalías.

Tres cuartas partes de estas personas (230) afirmaron que habían empleado un lubricante durante la última vez que habían tenido relaciones sexuales anales receptivas. El uso de lubricantes fue menos habitual entre personas de origen afroamericano (38,5%) e hispano (58%). El número de personas con VIH que emplearon un lubricante fue superior al de personas seronegativas que lo hicieron.

Los participantes utilizaron distintos tipos de lubricante: un 67% usaron uno de base acuosa, como el KY Jelly, un 28%, uno de base de silicona, un 17%, uno de base oleica (como Crisco) y un 6%, un lubricante entumecedor diseñado para disminuir la sensación.

Uno de cada doce componentes del grupo dio positivo en la prueba para detectar la presencia de ITS rectales (el 5,6% de las mujeres y el 10,2% de los hombres). En el análisis sólo se consideraron la clamidia y la gonorrea, ya que la sífilis con frecuencia se transmite por vía oral.

Se detectó que más de uno de cada nueve (11,7%) usuarios de lubricantes tenía una ITS rectal en comparación con uno de cada 22 (4,5%) de los que no los emplearon. Esta diferencia fue estadísticamente significativa (p ≤0,05).

Más de dos tercios (68%) de las personas diagnosticadas de gonorrea rectal y/o clamidia habían utilizado un lubricante, en comparación con un tercio de las personas que no lo habían usado.

El análisis multivariable evidenció que el empleo de un lubricante estuvo relacionado con un riesgo más de tres veces superior de contraer una ITS (riesgo relativo [RR]: 3,15; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,23 - 8,04). Este resultado se obtuvo tras tener en cuenta el número de parejas, la frecuencia de la práctica sexual, el uso del preservativo, el sexo de la persona y su estado serológico al VIH. Dicho de otro modo, la utilización del lubricante no constituyó un marcador subrogado de otros comportamientos de riesgo, sino que pareció representar un factor de riesgo independiente. Cuando se incluyó la sífilis en el análisis, la relación de ITS con el uso de lubricantes fue incluso mayor.

“¿Qué conclusión debemos extraer de aquí?”, se preguntó Gorbach, quien indicó que su mensaje debería ser que las personas deben elegir los productos lubricantes con cuidado. Los lubricantes no están regulados igual que los medicamentos. Están clasificados como “dispositivos médicos” y no han sido sometidos a unas pruebas estrictas de seguridad. Muchos de ellos tienen componentes “poco adecuados” para las células que recubren el recto.

A fin de subrayar este hallazgo, otro estudio [Russo] comprobó la toxicidad de seis lubricantes que pueden comprarse sin receta en EE UU. Cinco de ellos eran de base acuosa (Astroglide, Elbow Grease, ID Glide, KY Jelly y el lubricante vaginal PRÉ) y otro con base de silicona (Wet Platinum).

Se midieron las propiedades físicas de cada lubricante. Cuatro de estos productos (Astroglide, KY Jelly, ID Glide y Elbow Grease) tenían una elevada hiperosmolaridad. Esto significa que podrían provocar que el agua contenida en las células que recubren el recto se liberara en la propia cavidad corporal.

Los lubricantes fueron probados con bacterias “positivas” que forman parte de la flora vaginal normal. Astroglide acabó con una especie de lactobacilos y KY Jelly (que contiene el desinfectante clorhexidina) hizo lo propio con todas las especies.

Los cuatro lubricantes hiperosmolares dañaron el epitelio celular (la capa externa) del tejido rectal. Por el contrario, PRÉ y Wet Planitum provocaron un daño relativamente pequeño. Astroglide causó casi tanto daño como nonoxynol-9 (el espermicida cuyo uso se demostró que aumentaba la susceptibilidad al VIH).

Como comentaron varias personas presentes en la conferencia, los resultados de estos estudios no implican que se deba aconsejar el abandono de los lubricantes durante la práctica del sexo anal, ya que ésta, por sí misma, puede ocasionar daños en la zona. Sin embargo, está claro que existe la necesidad urgente de llevar a cabo más investigación sobre los lubricantes sexuales, hacer diferenciación entre los dañinos y los inocuos y, probablemente, introducir unas comprobaciones de seguridad más estrictas antes de aprobar su venta sin receta.

Fuente: http://www.aidsmap.com/

Un estudio sobre microbicidas revela que las mujeres sudafricanas sobreestiman, en gran medida, el uso de preservativos

Los sondeos respecto a la utilización del preservativo, basados en las propias declaraciones de las mujeres, pueden ser muy poco fiables, llegando al extremo de sobrevalorar el verdadero empleo en un 100%, según se pudo oír en la Conferencia Internacional sobre Microbicidas 2010.


Los hallazgos provienen de un sondeo sudafricano, pero si se aplican de forma generalizada, pueden tener un efecto importante sobre el diseño de los ensayos y los modelos matemáticos usados para determinar la eficacia de los microbicidas.

Mitzi Gafos, del Centro África para los Estudios sobre Salud y Población [ACHPS, en sus siglas en inglés], comentó los resultados de un sondeo longitudinal en el que participaron 1.177 mujeres en un centro rural que esta organización tiene en el norte de Durban (Sudáfrica). El estudio formaba parte del ensayo MDP301 del microbicida PRO 2000®, cuyos resultados demostraron el año pasado una ausencia de eficacia.


La prevalencia local del VIH es extremadamente elevada (22%), llegando a superar el 50% entre las mujeres de entre 25 y 29 años.


Los sondeos realizados en Sudáfrica en torno al uso del preservativo concluyen que se ha producido un aumento de su utilización en la última década; así, la proporción de mujeres que declararon haberlo empleado en la última relación sexual pasó del 27% en 2002 al 68% en 2008.


La organización ACHPS informó de cifras similares en su estudio de un año de duración, registrándose un aumento en el uso del preservativo en la última relación sexual desde un 58% a un 68% a lo largo del año.


Sin embargo, estos aumentos declarados sobre el empleo del preservativo no se han visto acompañados por un descenso en la incidencia del VIH, excepto quizá entre la población adolescente (pese a que la metodología utilizada en el sondeo nacional que encontró indicios de esta disminución ha recibido críticas). La incidencia del VIH entre las mujeres que acudieron a ACHPS ha permanecido estable en un 4,4% anual, sin registrarse ninguna reducción desde el año 2003.


A lo largo del estudio longitudinal, el equipo de investigadores señaló que las mujeres declararon en muy pocas ocasiones usar preservativos “a veces”. El 46% (en promedio para todo el ensayo) afirmaron emplearlos “siempre”, el 48%, “nunca” y apenas el 6%, “a veces”. Estos resultados no coinciden con los de muchos otros sondeos, que sugieren que es muy habitual que los preservativos no se utilicen de forma constante.


Durante el estudio, los autores hicieron preguntas más detalladas en cuatro ocasiones (a las semanas 4, 24, 40 y 52) acerca del comportamiento sexual y preguntaron a las mujeres si habían practicado sexo en la semana anterior. En caso positivo, se les preguntó qué tipo de práctica sexual [oral, vaginal o anal] y si se empleó preservativo.


El objeto de estas preguntas era obtener una valoración más precisa del uso mínimo no constante del preservativo, de modo que si una mujer tenía la posibilidad de declarar, por ejemplo, que practicó sexo dos veces durante la semana, pero sólo utilizó el preservativo una vez, se obtendría una evaluación más precisa de esta utilización ocasional del preservativo.


No obstante, considerados de forma individual, estos sondeos ofrecieron un resultado similar al de los mensuales: La proporción de mujeres que afirmó que empleaba un preservativo cada vez que practicaba el sexo fue del 52%, 64%, 65% y 66%, respectivamente, en los cuatro momentos temporales elegidos, mientras que la proporción de ellas que declaró un uso no constante fue del 6%, 3%, 4% y el 3%, de forma respectiva.


Con todo, al comparar los informes de los cuatro momentos temporales, se observó que fueron mujeres distintas las que revelaron un empleo esporádico en cada ocasión, hasta el punto de que las que afirmaron al menos una vez durante el estudio hacer un uso ocasional de los preservativos llegaron al 36%. La proporción que dijo utilizar siempre los preservativos fue de un 41% y el porcentaje de las encuestadas que manifestaron no emplear nunca preservativos fue del 21%.


Cuando se combinaron estos datos con otros más cualitativos, incluyendo una muestra de entrevistas cualitativas en profundidad, los diarios sexuales de las mujeres y el hecho de que se produjo un denominado “acontecimiento biomarcador” (como un diagnóstico de VIH / ITS [infección de transmisión sexual] o un embarazo) en el 24% del subconjunto de mujeres que tomaban parte en el estudio PRO2000, los investigadores calcularon que el verdadero nivel de uso constante del preservativo fue del 25% [la mitad del valor obtenido a partir de las declaraciones de las propias mujeres]. Mitzi Gafos comentó que si se consideraba que la ausencia de un biomarcador no constituía una prueba del empleo del preservativo, el 25% sería un valor máximo.


También indicó que aunque parte de la exageración en las declaraciones se explicaría por el sesgo de deseabilidad social (al querer evitar el riesgo de desaprobación por parte de los investigadores), las entrevistas cualitativas evidenciaron que las mujeres intentaron describir su utilización del preservativo con toda la precisión que pudieron.


En algunas ocasiones, simplemente no eran capaces de recordar lo que había sucedido durante la última semana, y en otras, se hallaron indicios de que, en realidad, pensaban que los hombres habían usado un preservativo (y estaban sorprendidas por algunos acontecimientos, como los embarazos). Se conocen pruebas anecdóticas de que, en ocasiones, los varones emplearon estratagemas para engañar a las mujeres, como ponerse un preservativo que habían perforado.


Sin embargo, el principal problema fue que mientras que las mujeres podrían tener una imagen de sí mismas como usuarias constantes de preservativos [y que esta autoimagen podría condicionar una memoria selectiva], se producían circunstancias vitales que cambiaban los patrones de uso de condones de forma súbita e impredecible.


Las mujeres, más que adoptar comportamientos de alto riesgo, se vieron inmersas en situaciones de alto riesgo, afirmó Gafos, como el inicio o el final de una relación, el consumo desacostumbrado de alcohol, la vuelta a casa de parejas ausentes u otros acontecimientos vitales estresantes desde el punto de vista emocional.


“Los datos que tenemos de una provincia como KwaZulu-Natal sobrevaloran de forma constante el uso de preservativo. Los datos transversales, incluso en visitas que no distan mucho entre sí, no reflejan el verdadero empleo”, explicó Gafos.


La investigadora añadió: “Algunas de las respuestas provendrán del trabajo cualitativo, para averiguar qué cambia para la mujer y por qué considera que unas veces puede utilizar preservativo y otras no”.


Es importante disponer de unas medidas fiables sobre el uso del preservativo para poder calcular el posible impacto de los microbicidas. Otras presentaciones en la conferencia evidenciaron que los modelos matemáticos minusvalorarán el impacto de los microbicidas si se cree que la utilización de condones es superior a la que realmente se produce.


Referencia: Gafos M, et al. How many women really achieve consistent condom use over the course of a year? Evidence from rural KwaZulu-Natal. 2010 International Microbicides Conference, Pittsburgh, abstract 193, 2010

Fuente: http://www.aidsmap.com/

miércoles, 2 de junio de 2010

Jóvenes gays con VIH: la historia continúa


Los últimos informes son concluyentes: los hombres que practican sexo con otros hombres (HSH) continúan situándose en el centro de la epidemia. Según datos de la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida [SPNS], casi un 40% de los nuevos diagnósticos de VIH en 2008 se dieron en este colectivo. Además, entre los gays más jóvenes, se observa un repunte de la infección, lo que ha hecho saltar las alarmas entre las autoridades sanitarias y las ONG que trabajan en el ámbito del VIH.

¿Exceso de optimismo? ¿Miedo al rechazo? ¿Relajación de costumbres? ¿Escasez de recursos? ¿Ha alcanzado su techo la prevención? Estas posibilidades, juntas o por separado, podrían responder a la pregunta de por qué la tasa de nuevos diagnósticos continúa aumentando en el colectivo de hombres gay. Independientemente del color del cristal con que se mire, todas las partes implicadas en dar respuesta al VIH coinciden en que urgen nuevas estrategias dirigidas a revertir el curso de la epidemia, sobre todo entre los colectivos más vulnerables, y entre ellos, los hombres que practican sexo con otros hombres.

Han transcurrido ya 20 años desde la aparición del ‘Póntelo, Pónselo’. La experiencia nos dice que los mensajes coercitivos, aunque bien intencionados, no son suficientes para hacer frente a un problema con múltiples aristas. Una educación sexual afectiva con perspectiva de género en el ámbito escolar y familiar; una atención sanitaria adaptada a las necesidades reales de la población homosexual; un cambio de registro en las campañas preventivas; la normalización de la prueba de detección del VIH; fomentar el paradigma de la reducción de daños en la prevención sexual, y reducir el estigma y la discriminación de las personas con VIH son algunas de las intervenciones que, según las ONG, propiciarían un punto de inflexión en la creciente tendencia de nuevos diagnósticos del VIH en hombres y jóvenes gays.

Cada vez son más las voces que señalan que, en poblaciones con un alta prevalencia —como entre los HSH—, la extensión del tratamiento antirretroviral a todas las personas con VIH que cumplan los criterios para su inicio podría disminuir de forma considerable la transmisión del virus. A pesar de que los estudios todavía necesitan confirmar esta hipótesis, este cambio de paradigma de la terapia antirretroviral como prevención supone una nueva forma de responsabilidad también para las personas seronegativas, ya que implica conocer su estado serológico a través de la realización periódica de la prueba de detección del VIH, y, ante un diagnóstico positivo, acceder al tratamiento cuando éste se precise. Por otro lado, este nuevo enfoque preventivo basado en el tratamiento podría contribuir a reducir el estigma y la exclusión que padecen muchas personas con VIH en la medida en que dejarían de ser consideradas como un vector de la transmisión y les permitiría vivir su sexualidad de una forma más relajada. En definitiva y como han dicho algunos, la terapia como prevención podría constituir un modo de devolver la dignidad a las personas que vivimos con VIH.

Fuente: www.gtt-vih.org

Un paso atrás

Empezamos a acostumbrarnos a que las causas justas, como lo es una emergencia sanitaria, dejen de recibir apoyos durante una crisis económica. El VIH/sida no es una excepción. 2010 era el año fijado para que el acceso al tratamiento y la prevención del VIH fueran universales.


Aunque se ha avanzado mucho —el número de personas que toman antirretrovirales en países con ingresos bajos o medios se multiplicó por diez desde 2003 hasta 2008—, el reto del acceso universal incluido en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, secundado por las grandes potencias que integran el G8, no se va a conseguir. El Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis necesitaría 20 mil millones de dólares durante los próximos tres años para cumplir los objetivos referentes a la salud de la población mundial en estas tres enfermedades. Los donantes, por su parte, han avisado de que, en este momento, poder reunir 13 mil millones ya sería un gran logro.

No avanzar no es el peor escenario; volver atrás, a tiempos trágicos, es ya más que una posibilidad en algunos lugares del mundo. Un país de la Unión Europea (UE) como Rumania, que tenía acceso universal al tratamiento antirretroviral desde 2001, ha dejado de tenerlo. El desabastecimiento causado por la incompetencia de un gobierno incapaz de gestionar la crisis ha dejado a siete mil personas con VIH, incluyendo niños y mujeres embarazadas, sin tratamiento y al borde del abismo. Letonia, también en la UE, admite que no puede pagar los antirretrovirales de marca, pero su administración se muestra inoperante y ni siquiera recurre a genéricos, simplemente no hace nada.

Al cierre de esta edición, el Gobierno de España anunciaba recortes en la ayuda a la cooperación internacional. A falta de que se conozcan los detalles, se sabe ya que el recorte previsto entre 2010 y 2011 será de 600 millones de euros. Según Naciones Unidas, en este momento unos 33 millones de personas viven con VIH en el mundo y 9,5 millones no estarían recibiendo la medicación que requieren. El próximo mes de julio, unas veinte mil personas se reunirán en Viena en la XVIII Conferencia Internacional del Sida con el lema ‘Derechos aquí y ahora’. Esperemos que las voces de la comunidad internacional del VIH se hagan oír con fuerza, sobre todo las de aquellas personas cuyas vidas están en peligro.



Fuente: www.gtt-vih.org