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lunes, 5 de julio de 2010

La profilaxis pre-exposición podría reducir el uso de preservativos en algunos hombres gays


Una proporción notable de hombres homosexuales afirmaron que reducirían sus niveles de empleo de condones si la profilaxis pre-exposición (PPrE) demuestra su eficacia, según informó un equipo de investigadores de EE UU en la edición digital de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.

Los autores descubrieron que la disponibilidad de una PPrE con una eficacia del 80% podría disminuir las inhibiciones en torno a la práctica de sexo sin protección. Sus resultados también evidenciaron que podría conducir a que los hombres consideraran la práctica de sexo sin protección como una actividad con un nivel de riesgo aceptable.

“El entender mejor la aparición de problemas inherentes a la provisión de PPrE permitirá el desarrollo de intervenciones a nivel personal para apoyar a los usuarios y a nivel comunitario para aumentar la conciencia y aceptabilidad de esta profilaxis”, comenta el equipo de investigadores.

La profilaxis pre-exposición supone el tratamiento de personas sin VIH con fármacos antirretrovirales con el objetivo de prevenir la infección por el virus. Las pruebas en laboratorio y con animales han arrojado resultados prometedores. Actualmente, están en marcha varios ensayos clínicos para probar la PPrE y se espera obtener resultados en breve.

Existe bastante optimismo respecto al impacto que podría tener la PPrE sobre la transmisión del VIH. Sin embargo, algunos expertos han advertido de que la disponibilidad de un método biomédico de prevención pudiera llevar a que algunos pacientes abandonaran comportamientos, como el uso de preservativos o la reducción del número de parejas, para evitar el VIH. Se ha sugerido que el aumento de los comportamientos sexuales de riesgo podría menoscabar los posibles beneficios de este tipo de profilaxis.

Hay dos mecanismos psicológicos que podrían conducir a que la PPrE aumentase la adopción de riesgos sexuales. El primero es la “desinhibición conductual”. Esto significa que las personas que desean practicar sexo sin protección podrían contemplar la PPrE como un sustituto del control conductual, o del uso del preservativo.

También es posible que la profilaxis pre-exposición pudiera conducir a la “compensación de riesgo”. Algunas personas podrían considerar que la PPrE reduce el riesgo de transmisión del VIH a un nivel tal que podrían mostrarse dispuestas a practicar sexo sin protección si toman esta profilaxis.

Se ha investigado poco acerca del posible impacto de la PPrE sobre el comportamiento sexual. En consecuencia, un equipo de investigadores de Nueva York (EE UU) diseñó un estudio que contó con 180 hombres gays sin VIH consumidores de drogas que habían tenido, al menos, un episodio reciente de sexo anal sin protección.

Los participantes cumplimentaron un cuestionario respecto a su consumo de drogas ‘de club’ (cocaína, ketamina, éxtasis, metanfetamina, GHB ó poppers), el comportamiento sexual de riesgo y actitudes en relación con la PPrE. Los hombres, asimismo, respondieron a cuestiones para valorar los niveles de desinhibición conductual y de compensación de riesgo.

Los autores midieron la percepción de riesgo en una escala de cinco puntos, empleando una serie de siete preguntas que permitían valorar hasta qué punto el uso del preservativo dependía de dicha percepción del participante en cada encuentro sexual individual.

La media de edad de los hombres era de 29 años y su origen étnico era diverso. Sólo una minoría (42%) había acudido a la universidad y el 40% tenía unos ingresos anuales inferiores a 20.000 dólares. Los hombres declararon una mediana de tres relaciones sexuales de alto riesgo en los 30 días anteriores. Una mediana de dos se produjeron cuando consumieron drogas ‘de club’.

Sólo el 23% de los varones habían oído hablar alguna vez de la PPrE. Tres hombres afirmaron haber recibido esta intervención en alguna ocasión. Dos señalaron que la había usado antes de tener sexo sin protección con un hombre de estado serológico al VIH desconocido, mientras que el tercero indicó que tomó PPrE porque sabía que su pareja tenía el virus.

Una mayoría clara de los varones (69%) declararon que estarían dispuestos a utilizar PPrE si demostraba tener una eficacia del 80% como mínimo.

Las personas que revelaron haber tenido seis o más relaciones sexuales de riesgo en los 30 días previos fueron significativamente más propensas (cociente de probabilidades [CP]: 2,71; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,15 - 6,40) a afirmar que usarían PPrE que los que comunicaron menos episodios de sexo sin protección.

Se detectó una relación clara entre la disponibilidad a emplear la PPrE y la desinhibición sexual previa (CP: 1,85; IC95%: 1,24 - 2,75), por un lado, y la menor percepción de riesgo (CP: 1,76; IC95%: 1,08 - 2,87), por el otro.

De los hombres que afirmaron que estarían dispuestos a utilizar PPrE, un 36% declararon que era probable que su disponibilidad fuera a reducir el uso de preservativos.

Las personas que señalaron que la PPrE reduciría su empleo de condones mostraron una menor tendencia a tener titulación universitaria (CP: 2,56; IC95%: 1,19 - 5,47).
El consumo de drogas ‘de club’ también estuvo relacionado con declarar que la disponibilidad de la PPrE disminuiría el uso de preservativos.

El equipo de investigadores, por otra parte, descubrió pruebas de que la reducción en el uso del condón debido a la PPrE estuvo relacionada tanto con la desinhibición (CP: 1,76; IC95%: 1,10 - 2,82) como con la compensación de riesgo (CP: 2,48; IC95%: 1,34 - 4,62).

Tras ajustar sus resultados en función de posibles factores de confusión, los autores revelaron que la desinhibición (CP: 1,24; IC95%: 1,05 - 1,45) y la compensación de riesgo (CP: 2,30; IC95%: 1,15 - 4,6) siguieron estando relacionadas de forma significativa con la disponibilidad de la PPrE y la menor utilización del preservativo.

“Nuestros hallazgos subrayan la importancia de combinar la disponibilidad de la PPrE con intervenciones conductuales dirigidas a abordar factores psicosociales específicos (...) que son más relevantes para las poblaciones de alto riesgo”, comentan los investigadores.

Éstos concluyen: “La profilaxis pre-exposición cuenta con el potencial de ser una contribución extraordinaria en la lucha contra el VIH, pero sus implicaciones sobre la percepción del riesgo y el comportamiento deben reconocerse y comprenderse completamente”

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